En el camino no pararon de decirme que por que no me había defendido, el por que era fácil, quería seguir viendo a David y no por que viniera a mi casa, si no fuera, donde le podía decir lo que siento, si me hubiera defendido, me habrían castigado, otra vez. Pero no las contesté.
Me acompañaron hasta mi habitación las dos, cuando me curaron algunas heridas que tenia se marcharon. Entonces se abrió la puerta de la entrada, mis padres habían llegado de trabajar.
Bajé como pude al baño a echarme maquillaje en la cara, para tapar uno de los arañazos que me habían echo, los de las piernas y brazos no importaban.
Bajé a darles la bienvenida con dos besos cariñosos, una sonrisa de oreja a oreja y un ¿Que tal el trabajo?, me lo agradecieron y me preguntaron que tal el día, mire para otro lado antes de contestar y luego volví a mirarlos y les dije un simple…bien. Me sonrieron y se marcharon a su habitación, yo en cambio me fui a la cocina a por un vaso de agua y se cerró la puerta. Del susto que me di escupí el agua en el fregadero y me giré, allí estaba Aitor con su cara de preguntas a las que quiero mil respuestas.
Me hizo un cuestionario, cuando le conteste con cosas que ni él entendía me dejo marchar, subí a mi habitación, me tumbé en la cama.
Al momento…
No estaba sola, estaba con David, en mi casa, los dos solos abrazados mirando la tele, sentía que mi corazón latía cada vez mas rápido al estar junto a él, era feliz, nunca había sentido eso.
Me dio un beso en el pelo y se levanto, tenía cara triste y me dijo que no quería saber nada de mí.
Empecé a llorar y a decirle ¡¿Por qué?! ¡¿Qué e hecho mal?! Pero él no respondía, salio de mi casa sin mirar atrás y sin decir “Adiós” en ese momento me caí al suelo mientras lloraba.
Busqué en mis bolsillos y encontré una pequeña navaja que siempre llevaba encima y me empecé a cortar las venas. Si no tenía a él no quería tener nada, lo tenía decidido.
Noté algo que me movía para los lados, abrí los ojos y era Aitor mirando me con preocupación y diciendo me ¿Qué te pasa con David? Esther, Esther, oye, despierta… le abracé enseguida, todo había sido un sueño, un mal sueño.
Él tan bien me abrazó y me dijo que si quería dormir con él, pero le dije que no, que prefería seguir durmiendo en mi cama sola… pero se lo agradecí.
Me volví a quedar dormida en poco tiempo, y cuando desperté era ya de día. Me senté en el lado izquierdo de la cama y mire a mi mesita de noche, tenia una nota al lado de la lámpara, era de papá y mamá, al parecer hoy tenían día libre en la oficina y decidieron marchar al pueblo a ver a los abuelos y a mas parientes cercanos, mientras tanto…
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