miércoles, 1 de septiembre de 2010

14º capítulo. Lo que no me esperaba.

Nos la habían vuelto a jugar, al parecer quien se quedaba en casa era Natalia y Carolina y donde se iban sus padres era a la finca… estaban allí, creo que no nos habían visto.
Nos fuimos dirigiendo hacia unos grandes matorrales que abundaban de flores, y seguidamente de árboles. Nos resultaría fácil llegar a la pequeña casa cerca de la piscina donde estaba más bien deshabitada, pero al parecer les servia como trastero, era perfecto.

Nos acercamos sigilosamente, abrimos la puerta y entramos. Miré hacia una estantería, allí estaba, su libro de chismorreos que tenia desde que éramos pequeñas, le tenia mucha manía.
Le cogimos y nos fuimos sin que nos vieran, nos salio bien el plan.

Nos montamos en nuestras bicis y nos dirigimos para nuestras casas.
Cuando llegué a la mía, mi madre me esperaba allí sentada en el porche de la parte de adelante, con su cara de enfado y mirándome con esa mirada fría. No sé que había pasado esta vez. Fui hacia donde estaba ella para saludarla, en ese momento me soltó un bofetón, me llevo adentro de la casa y me empezó a gritar.
- ¡¿Pero es que te crees que puedes ir amenazando a la gente?!
- ¡Yo no e amenazado a nadie! –La grité yo también-.
- ¡¿Cómo que no?! Me ha venido la madre de Natalia y de Carolina con ellas para decirme que si no te educo como te tengo que educar – En ese momento me volvió a soltar otro bofetón- Y que sepas que estás castigada.
Me quede sola en el rellano casi llorando de rabia, no me lo podía creer, tenia ganas de salir a la calla ir a su casa y en ese momento hacer cualquier locura, en ese caso, matarlas.

Subí a mi cuarto, me cambie de ropa y me tumbe en la cama, no quería saber nada de nadie. Cogí el móvil y me lo guarde en el sujetador para enterarme de cuando sonara la alarma y cerré los ojos. Sonó rápidamente la alarma, me levanté de un salto y mire la hora, era temprano, salí a la pequeña terraza de mi cuarto, hacia mucho calor, no me apetecía salir de mi cuarto… así que volví a entrar y puse el aire acondicionado.

Me volvió a vibrar el móvil, me estaban llamando, lo cogí, era David…
- ¿Sí?
- Esther, oye… que esta noche nos veremos ¿no?
- ¿Por…?
- ¿Por qué va a ser? ¿No te acuerdas que nuestros padres quedaron para ir a cenar a un restaurante con más personas? –La verdad, no-
- Claro que sí, solo te estaba tomando el pelo –Disimule como podía-
- Espero verte, te quiero.
- Si… te quiero, adiós.
Le colgué enseguida y me fui corriendo a mirar en mi armario que me podía poner, no sabia que ponerme… que nervios.

Tuve que mirar más al fondo, mire para el lado derecho y sonreí, era perfecto. Lo saque y me puse enfrente de mi espejo sobre poniendo el vestido sobre mi. La gente me decía cada vez que me le ponía que me resaltaban los ojos y me hacia que el pelo me quedara mejor, la verdad, cuando me compré aquel vestido azul océano supe que me iba a traer buena suerte a la hora de estar guapa.

Llego la hora de vestirnos e irnos, iba con mi vestido toda ilusionada, por que sabia que no iban a estar allí nadie que me fastidiara la cena, sabia que ni Natalia ni Carolina iban a estar, era perfecto, era un sueño, el problema que no iba a ser libre. Cuando estábamos en el coche miré a Aitor, con sus pantalones vaqueros y su camiseta roja, él me miro y me sonrío, le devolví la sonrisa y empecé a mirar por los cristales, el viaje se me hizo corto. Nos bajamos mire para las mesas que había a fuera del restaurante y vi algo que no me gusto, Patricia estaba allí.

Saludamos a todos y nos sentamos repartidos, a la derecha los “hijos con los hijos” y a la izquierda los “padres con los demás padres” por desgracia me toco al enfrente de Patricia, cual nos mirábamos con miradas asesinas, con odio, hasta que me habló, sus palabras me llegaron muy al fondo y me devolvieron mi rabia, me levante y…

miércoles, 11 de agosto de 2010

13º Capítulo. El interrogatorio.

Cuando termino de hablar le colgué, no me lo podía creer. Subí a mi cuarto me puse algo cómodo y cogí las llaves de la moto del cajón de la habitación de Aitor, tenia que ir al hospital.
Me monté en la moto y sin mirar atrás conduje hasta el hospital.

Llegué rápido, aparqué la moto y entre en el dirigiéndome hacia donde me habían dicho. Allí estaba él con un collarín también puesto, había tenido un accidente de moto, pero al parecer no era tan grave como dijo ese enfermero.
No me acerqué mucho a él y con una seña con la mano le dije que viniera, que yo había ido a por él en mi moto.

Salimos afuera yendo a mi moto y le di el otro casco que tenia para el acompañante. Cuando llegamos a su casa me dio las gracias y mi otro casco. Ahí fue cuando le note más raro. Seguí hasta mi casa y guarde la moto.

Salí al jardín de adelante y me llamo Carolina, estaba sofocada, me acerque a ella y me empezó a hablar:
-¿Le pasó algo a David? –Me miró con cara de preocupación-
-Sí ¿Por? – La miré extrañada-
- Por que bueno, mejor nada –Se dio la vuelta y siguió su camino, pero a mi me dejo con la duda ella sabia algo así que la seguí y la llamé-
-Tú sabes algo- La miré enfadada-
- No, por favor vete de mi lado, no quiero que mi hermana me vea hablando contigo si no es para discutir-Me enfadé demasiado, no aguantaba más así que la llevé detrás de una furgoneta, la cogí del cuello de la camiseta y la volví a preguntar-
-Tú sabes algo así que ya me estas contando-Su mirada se convirtió en algo pequeño y asustado y empezó a tartamudear-
- Sí, sí, sé lo que a pasado, t-te lo diré. Han tenido un accidente por culpa de Natalia y de otra chica que la ayudo, solo querían ver como tú lo pasabas mal, pero por favor no me hagas nada ni digas que te he dicho esto –empezó a llorar y la solté no valía la pena pegarla-
-Vale. –Me fui para mi casa-

Mañana seria un día muy largo, así que avisé a Saray para que mañana no hiciera ningún plan, mañana seguramente había guerra silenciosa. Ella acepto encantada por tal noticia.
A la mañana siguiente, a las nueve, fui en bici y con una pequeña mochila al club social, donde sabia que Saray me estaría esperando con una sonrisa de lado.

Cuando me vio bajó rápidamente las escaleras del club social y se montó en su bici, de ahí nos dirigimos a donde Natalia tenia lo que más quería, ahora era mi turno. Y esto cada vez se iba convirtiendo más en personal.

Llegamos no había nada ni nadie que nos detuviera el paso para arruinarla. Saltamos una valla y nos sorprendimos, no podía ser…

martes, 10 de agosto de 2010

12º. Al otro lado del telefono.

Allí estaba ella, me había seguido, al parecer no quería dejarme sola. ¿Me habría oído mientras hablaba con David? No lo sé. Miré para adelante y crucé las vías dirigiendo me hacia aquella casa abandonada a la que la gente la llamaba “La casa de Samara.” Su leyenda es complicada y hay varias pero a mi me daba igual si estaba embrujada, maldita, como estuviera.

Seguí mi camino, dando pasos firmes y decididos. Iba anocheciendo mientras que llegaba, pero no tarde nada, aun había sol. Me senté en uno de los bordillos que hay donde antes iban a beber y a comer los animales que habitaban allí y suspiré mientras miraba la puesta de sol. Todo me recordaba a él, no sabía cuando volvería a verle, si tarde o temprano, pero sabia que prefería temprano, le necesitaba, necesitaba su sonrisa.

Me empezó a vibrar el móvil, esta vez era un sms. Mis amigos estaban preocupados por mí, querían saber donde estaba. No conteste al sms, fue pasando el tiempo.
Cuando ya anocheció me levanté y me fui para mi casa con cuidado de que ningún quinqui me cogiera o me atracará. El camino de regreso a casa fue tranquilo. Llegué, subí a mi habitación corriendo, me puse mi pijama favorito y bajé a la cocina a comer algo.

Me fui a los varios salones que había en la casa, pero en ninguno había nadie, no me preocupé me quedé en el ultimo y me puse a ver la tele.
A los cinco minutos llegó Aitor, tenía una sonrisa en la cara, se lo tuvo que pasar bien. No me moleste en preguntarle nada, no quería empezar con una ronda de preguntas suyas y mías y luego con un enfado, no valía la pena con los días que tenia últimamente.

Subí a mi cuarto cerré las puertas y ventanas y puse el aire acondicionado para que la habitación se refrescara mientras veía tumbada la tele de mi dormitorio.
Aitor me dio una voz diciendo me que se iba otra vez, pero esta vez a jugar al fútbol con los demás amigos suyos a un descampado.

Al fin, sola. Seguía viendo la tele cuando sonó el teléfono de casa. Bajé corriendo las escaleras hasta llegar al primer salón que había y cogí el teléfono.
- ¿Sí?
- Perdone por la hora a la que llamo, ¿estoy hablando con algún familiar de David…?
- No, pero soy su vecina, dígame enseguida se lo diré a sus padres o alguna persona de su familia – en ese momento estaba asustada ¿Qué habría pasado?

La persona que estaba al otro lado del teléfono seguía explicando me lo que había sucedido, entonces rompí a llorar…

11º Capítulo. La pelea.

Con un simple sí. Pero no pudimos hacer nada, le llamaron al móvil sus padres, al parecer se tenia que ir. Me despedí de él con un pico y me levanté de la cama cogiendo una camiseta vieja.
La parte de abajo del bikini estaba seca, así que no me la quite, me senté en la silla de mi escritorio y encendí el ordenador.

Me empezaron a hablar enseguida, pero yo no tenia ganas de hablar, así que las conteste con frases cortas, mi cabeza estaba ocupada pensando en como sería si lo mío con David se iba a más. Saray, Lydi, Paula, Samantha y Estrella me invitaron a que fuera con ellas a la heladería que había por allí cerca, al perecer habían quedado con más personas.

Me puse la típica ropa para salir, en ese caso eran unos pantalones cortos con una camiseta de hombreras azul cielo con unas sandalias romanas negras. Me encantaba ir así por la calle. Me dirigí a casa de Paula, allí me estaban esperando todas para ir juntas a la heladería.

Cuando llegamos mi fijé bien en quien estaba, la mayoría me caían bien, solo había uno que fallaba, Alex.
Me senté al lado de Álvaro y le dije a Lydi que se sentara a mi otro lado, pero Alex se adelantó. Me empezó a rodear con su brazo mientras comía el helado que había pedido, pero yo se le quitaba enseguida y miraba a Aitor agobiada. Cuando terminé mi helado, me pidió un beso, se le negué. Cuando todos habíamos terminado ya, nos fuimos a dar un paseo todos juntos y así hacíamos algo todos juntos, aun que faltaba gente. Alex me volvió a pedir otro beso, se lo volví a negar, me cogió de las manos pegando me a él y me intentó besar, chillé un poco, a lo que vino Aitor le doy unos golpecitos en el hombro, me soltó y se giró mirando le, ahí le empezó a pegar puñetazos para que no me volviera a hacer lo mismo.

Los consiguieron separar, Alex le juró venganza a lo que le miré mal, y pensé para mi misma “como toques a mi hermano tocaré yo a tú hermana como la ultima vez” y sé marchó.
Me empezó a vibrar el móvil, era David, le cogí:
- ¿Sí?
- Esther, lo siento por decirte lo por aquí pero, mañana me voy de viaje y no sé cuando volveré, espero que no te moleste.
- No, no pasa nada, que te lo pases bien – miré para el suelo – te echaré de menos…
Ahí me colgó, miré a mis amigos y me despedí de ellos con la mano, no quería darles ninguna razón de por que me iba ahora cuando empezábamos a pasárnoslo bien.

Me fui hacia las vías, no quería saber nada de nadie como de costumbre mira para atrás…

10º Capítulo. La sorpresa.

Mientras tanto oía a Aitor canturrear alegre, algo había pasado y yo no me había enterado. Me levante y fui a donde estaba él, me quería enterar el por qué de su alegría.
Cuando me vio, me abrazó y me dijo “Te quiero” ahí me asuste un poco, le miré extrañada y le solté mi pregunta:
- ¿Qué te pasa? Me das miedo.
- Te acuerdas de Violeta, tú amiga, esa chica a la que la llamo repipi – Asentí con la cabeza y siguió hablando- pues que hemos empezado a salir.
Le miré con asombro, de verdad se había enamorado otra vez… así que le dije que si quería que se podía venir a comer, a mi no me importaba, era de mis amigas, me quería enterar de todo, aun que en los días en los que estaban los dos juntos hablando se les veía que se querían.

Me bajé al jardín y me senté en el césped húmedo y empecé a contemplar las flores que había ahora en verano, con la luz del sol se hacían más bellas, eso me hacía relajarme…olvidarme de todo.
Todo parecía ir bien, nada podía salir mal. Me metí en el cuarto de baño y cogí un bikini blanco que me encantaba y me le puse, hoy estaba decidida a pasar me lo bien sin que nadie me lo arruine. Salí del cuarto de baño y me fui a la piscina.

Estuve metida en la piscina hasta las dos de la a medio día, me sentía más a gusto conmigo misma. Cogí mi toalla y me la enrollé por el cuerpo y me dispuse a entrar dentro de casa, hay tuve mi sorpresa.

Pasé por su lado sin hacer ruido y subí las escaleras, no quería volver a ver eso nunca más. Pero la imagen se me quedó grabada. Subí corriendo a mi cuarto y cerré la puerta con cerrojo, me quité la toalla arrojándola a la cama y seguidamente me quité la parte de arriba del bikini.
- Bonito cuerpo…
Me giré rápidamente tapando me con mis brazos los pechos.
- ¡¿Qué haces tú aquí?!
- Darte una sorpresa, ¿no lo ves? –Me sonrío de forma picará-
- Sí veo, pero no sé quien te ha dicho que puedes estar aquí en mi habitación, sin mi permiso. –en ese momento se me acercaba…-
- Si quieres, me voy – se acercaba a mi más mientras que yo le miraba-
- No…no…-me empezó a temblar la voz- queda te pero ahora no mires.
- Para no mirarte tendría que estar ciego – se acercó más a mi y me besó-
Le seguí el beso mientras me pegaba más a él, me empezó a coger del culo y mientras seguíamos besándonos, me hecho en la cama poniéndose encima mía.

Ahí fue cuando me dijo “¿Estás lista?”, le miré mientras me mordía el labio inferior, y la conteste…

lunes, 9 de agosto de 2010

9º Capítulo. El sueño.

En el camino no pararon de decirme que por que no me había defendido, el por que era fácil, quería seguir viendo a David y no por que viniera a mi casa, si no fuera, donde le podía decir lo que siento, si me hubiera defendido, me habrían castigado, otra vez. Pero no las contesté.

Me acompañaron hasta mi habitación las dos, cuando me curaron algunas heridas que tenia se marcharon. Entonces se abrió la puerta de la entrada, mis padres habían llegado de trabajar.

Bajé como pude al baño a echarme maquillaje en la cara, para tapar uno de los arañazos que me habían echo, los de las piernas y brazos no importaban.
Bajé a darles la bienvenida con dos besos cariñosos, una sonrisa de oreja a oreja y un ¿Que tal el trabajo?, me lo agradecieron y me preguntaron que tal el día, mire para otro lado antes de contestar y luego volví a mirarlos y les dije un simple…bien. Me sonrieron y se marcharon a su habitación, yo en cambio me fui a la cocina a por un vaso de agua y se cerró la puerta. Del susto que me di escupí el agua en el fregadero y me giré, allí estaba Aitor con su cara de preguntas a las que quiero mil respuestas.

Me hizo un cuestionario, cuando le conteste con cosas que ni él entendía me dejo marchar, subí a mi habitación, me tumbé en la cama.

Al momento…

No estaba sola, estaba con David, en mi casa, los dos solos abrazados mirando la tele, sentía que mi corazón latía cada vez mas rápido al estar junto a él, era feliz, nunca había sentido eso.
Me dio un beso en el pelo y se levanto, tenía cara triste y me dijo que no quería saber nada de mí.
Empecé a llorar y a decirle ¡¿Por qué?! ¡¿Qué e hecho mal?! Pero él no respondía, salio de mi casa sin mirar atrás y sin decir “Adiós” en ese momento me caí al suelo mientras lloraba.
Busqué en mis bolsillos y encontré una pequeña navaja que siempre llevaba encima y me empecé a cortar las venas. Si no tenía a él no quería tener nada, lo tenía decidido.

Noté algo que me movía para los lados, abrí los ojos y era Aitor mirando me con preocupación y diciendo me ¿Qué te pasa con David? Esther, Esther, oye, despierta… le abracé enseguida, todo había sido un sueño, un mal sueño.
Él tan bien me abrazó y me dijo que si quería dormir con él, pero le dije que no, que prefería seguir durmiendo en mi cama sola… pero se lo agradecí.

Me volví a quedar dormida en poco tiempo, y cuando desperté era ya de día. Me senté en el lado izquierdo de la cama y mire a mi mesita de noche, tenia una nota al lado de la lámpara, era de papá y mamá, al parecer hoy tenían día libre en la oficina y decidieron marchar al pueblo a ver a los abuelos y a mas parientes cercanos, mientras tanto…

8º Capítulo. El beso.

Abrí la puerta, acerté, no era Alex, era Marco, me quede mirándole con cara de ¿que quieres?, me respondió sin decir ni una palabra.
- ¿Y tú...hermano?
- Arriba, pasa. – Me puse al lado de la puerta dejando le que pasara y cerré-
Subió para arriba, yo decidí irme al salón a ver la tele, hoy no me apetecía ver, ni hablar con nadie.
Al parecer Marco se quedaba hoy a comer, así que comimos todos juntos, luego los dos me convencieron para que me bajara al jardín de atrás a jugar con globos de agua y más.

Mientras que estábamos jugando llamaron a la puerta de atrás, oh no, arggg siempre me fastidian todo, era David y Álvaro, al parecer tan bien iban a jugar con nosotros, pero yo no quería estar con ellos, cogí mi toalla, les dije una mala excusa y me fui para mi habitación a cambiarme.
Encendí el ordenador, quería saber si estaban conectadas Samantha, Saray y Paula. Por suerte, estaban. Empecé a hablar con ellas y a reírnos de tonterías que decíamos por MSN, sonó un pitido, un nuevo mensaje en mi buzón de entrada del correo electrónico.
Al parecer era uno de esos de propaganda así que le borré.

Ya eran las ocho y media de la tarde, hacia calor y un buen día, así que me puse mis pantalones de tenis y una camiseta y salí a la calle con la bici.
Me metí por el campo, me llamaron por detrás me giré y… en el suelo aparecí. Dios, que dolor, me había echo daño en el tobillo derecho, seguro que no seria nada, pero la persona que me llamaba por detrás se a cercó a mi corriendo y ya pude ver quien era.

Arggg era David, que había echo yo, si en cuando más los quiero esquivar antes aparecen… Me ayudó a levantarme y me preguntó que tal estaba, le dije que bien… pero no mencioné nada del tobillo, al parecer se menciono solo cuando intenté andar. Me cogió en sus brazos y se monto en la bici como pudo y me llevo hasta mi casa. Se lo agradecí con un abrazo y un beso en la mejilla, le quería dar la apariencia de que solo quería ser su amiga, nada más.

Él me devolvió el abrazo pero en vez de darme un beso en la mejilla me dio un pico, en ese momento no sabia que decir, me temblaba la voz, le miré a los ojos y sonreí y pensé “oh que mono…”, me mordí el labio y me dio un calido beso de despedida… en ese momento no sabia que pasaba por mi cabeza, en mi tripa revoloteaban mariposas haciendo me cosquillas…Quería parar el tiempo en ese mismo instante.
Me ayudo a bajar y se bajó luego él de la bici y desapareció por un callejón que llevaba a su casa.

Me giré y allí estaban Natalia y Carolina mirando me boquiabiertas, estaban enfadadas, la primera vez me la perdonaron pero esta, esta ya, no.
Miré para todos los lados y no encontraba solución, sabia que aun que empezara a andar me iban a alcanzar, andaban ahora más rápido que yo, arggg.

Así que empecé a andar me daba igual que me alcanzaran tarde o temprano aguantaría lo que fuera para que este sueño, no se convirtiera en pesadilla.
No quisieron hablar, esta vez no, esta vez me pegaron como pudieron pero antes de nada me alejaron de mi casa.
Cuando terminaron de pegarme, me dejaron allí en el suelo, cogí mi móvil y llamé a Lydi y a Saray para que vinieran a ayudarme para llegar a casa, y así hicieron, pero mientras tanto en el camino…