miércoles, 11 de agosto de 2010

13º Capítulo. El interrogatorio.

Cuando termino de hablar le colgué, no me lo podía creer. Subí a mi cuarto me puse algo cómodo y cogí las llaves de la moto del cajón de la habitación de Aitor, tenia que ir al hospital.
Me monté en la moto y sin mirar atrás conduje hasta el hospital.

Llegué rápido, aparqué la moto y entre en el dirigiéndome hacia donde me habían dicho. Allí estaba él con un collarín también puesto, había tenido un accidente de moto, pero al parecer no era tan grave como dijo ese enfermero.
No me acerqué mucho a él y con una seña con la mano le dije que viniera, que yo había ido a por él en mi moto.

Salimos afuera yendo a mi moto y le di el otro casco que tenia para el acompañante. Cuando llegamos a su casa me dio las gracias y mi otro casco. Ahí fue cuando le note más raro. Seguí hasta mi casa y guarde la moto.

Salí al jardín de adelante y me llamo Carolina, estaba sofocada, me acerque a ella y me empezó a hablar:
-¿Le pasó algo a David? –Me miró con cara de preocupación-
-Sí ¿Por? – La miré extrañada-
- Por que bueno, mejor nada –Se dio la vuelta y siguió su camino, pero a mi me dejo con la duda ella sabia algo así que la seguí y la llamé-
-Tú sabes algo- La miré enfadada-
- No, por favor vete de mi lado, no quiero que mi hermana me vea hablando contigo si no es para discutir-Me enfadé demasiado, no aguantaba más así que la llevé detrás de una furgoneta, la cogí del cuello de la camiseta y la volví a preguntar-
-Tú sabes algo así que ya me estas contando-Su mirada se convirtió en algo pequeño y asustado y empezó a tartamudear-
- Sí, sí, sé lo que a pasado, t-te lo diré. Han tenido un accidente por culpa de Natalia y de otra chica que la ayudo, solo querían ver como tú lo pasabas mal, pero por favor no me hagas nada ni digas que te he dicho esto –empezó a llorar y la solté no valía la pena pegarla-
-Vale. –Me fui para mi casa-

Mañana seria un día muy largo, así que avisé a Saray para que mañana no hiciera ningún plan, mañana seguramente había guerra silenciosa. Ella acepto encantada por tal noticia.
A la mañana siguiente, a las nueve, fui en bici y con una pequeña mochila al club social, donde sabia que Saray me estaría esperando con una sonrisa de lado.

Cuando me vio bajó rápidamente las escaleras del club social y se montó en su bici, de ahí nos dirigimos a donde Natalia tenia lo que más quería, ahora era mi turno. Y esto cada vez se iba convirtiendo más en personal.

Llegamos no había nada ni nadie que nos detuviera el paso para arruinarla. Saltamos una valla y nos sorprendimos, no podía ser…

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