Nos la habían vuelto a jugar, al parecer quien se quedaba en casa era Natalia y Carolina y donde se iban sus padres era a la finca… estaban allí, creo que no nos habían visto.
Nos fuimos dirigiendo hacia unos grandes matorrales que abundaban de flores, y seguidamente de árboles. Nos resultaría fácil llegar a la pequeña casa cerca de la piscina donde estaba más bien deshabitada, pero al parecer les servia como trastero, era perfecto.
Nos acercamos sigilosamente, abrimos la puerta y entramos. Miré hacia una estantería, allí estaba, su libro de chismorreos que tenia desde que éramos pequeñas, le tenia mucha manía.
Le cogimos y nos fuimos sin que nos vieran, nos salio bien el plan.
Nos montamos en nuestras bicis y nos dirigimos para nuestras casas.
Cuando llegué a la mía, mi madre me esperaba allí sentada en el porche de la parte de adelante, con su cara de enfado y mirándome con esa mirada fría. No sé que había pasado esta vez. Fui hacia donde estaba ella para saludarla, en ese momento me soltó un bofetón, me llevo adentro de la casa y me empezó a gritar.
- ¡¿Pero es que te crees que puedes ir amenazando a la gente?!
- ¡Yo no e amenazado a nadie! –La grité yo también-.
- ¡¿Cómo que no?! Me ha venido la madre de Natalia y de Carolina con ellas para decirme que si no te educo como te tengo que educar – En ese momento me volvió a soltar otro bofetón- Y que sepas que estás castigada.
Me quede sola en el rellano casi llorando de rabia, no me lo podía creer, tenia ganas de salir a la calla ir a su casa y en ese momento hacer cualquier locura, en ese caso, matarlas.
Subí a mi cuarto, me cambie de ropa y me tumbe en la cama, no quería saber nada de nadie. Cogí el móvil y me lo guarde en el sujetador para enterarme de cuando sonara la alarma y cerré los ojos. Sonó rápidamente la alarma, me levanté de un salto y mire la hora, era temprano, salí a la pequeña terraza de mi cuarto, hacia mucho calor, no me apetecía salir de mi cuarto… así que volví a entrar y puse el aire acondicionado.
Me volvió a vibrar el móvil, me estaban llamando, lo cogí, era David…
- ¿Sí?
- Esther, oye… que esta noche nos veremos ¿no?
- ¿Por…?
- ¿Por qué va a ser? ¿No te acuerdas que nuestros padres quedaron para ir a cenar a un restaurante con más personas? –La verdad, no-
- Claro que sí, solo te estaba tomando el pelo –Disimule como podía-
- Espero verte, te quiero.
- Si… te quiero, adiós.
Le colgué enseguida y me fui corriendo a mirar en mi armario que me podía poner, no sabia que ponerme… que nervios.
Tuve que mirar más al fondo, mire para el lado derecho y sonreí, era perfecto. Lo saque y me puse enfrente de mi espejo sobre poniendo el vestido sobre mi. La gente me decía cada vez que me le ponía que me resaltaban los ojos y me hacia que el pelo me quedara mejor, la verdad, cuando me compré aquel vestido azul océano supe que me iba a traer buena suerte a la hora de estar guapa.
Llego la hora de vestirnos e irnos, iba con mi vestido toda ilusionada, por que sabia que no iban a estar allí nadie que me fastidiara la cena, sabia que ni Natalia ni Carolina iban a estar, era perfecto, era un sueño, el problema que no iba a ser libre. Cuando estábamos en el coche miré a Aitor, con sus pantalones vaqueros y su camiseta roja, él me miro y me sonrío, le devolví la sonrisa y empecé a mirar por los cristales, el viaje se me hizo corto. Nos bajamos mire para las mesas que había a fuera del restaurante y vi algo que no me gusto, Patricia estaba allí.
Saludamos a todos y nos sentamos repartidos, a la derecha los “hijos con los hijos” y a la izquierda los “padres con los demás padres” por desgracia me toco al enfrente de Patricia, cual nos mirábamos con miradas asesinas, con odio, hasta que me habló, sus palabras me llegaron muy al fondo y me devolvieron mi rabia, me levante y…